Una noche de verano-la brisa rozaba mis muslos. Llevaba una falda-tan ligera-que parecía flotar. La libertad de no llevar nada bajo la falda era una invitación. Cada paso-un desafío al viento. Mis amigas no lo sabían-pero esta falda sin bragas era mi pequeño secreto. En la universidad-me percibía la más osada. Una mexicana con falda sin bragas-que conocía cómo vivir. Me encantaba la emoción de que cualquiera pudiera notar mi dulce intimidad. Una falda sin bragas se ve mejor-es mi filosofía. Un conejito jugoso oculto de una falda-sin calzones-es el paraíso. Y de repente-un encuentro inesperado. Mi madrastra-sin percibirlo-también llevaba una falda sin bragas. Una mirada picara-un guiño. Ambas conocíamos el atractivo de la falda sin bragas. La emoción de la tela rozando la piel-una delicia. Era una provocación a más-a sentir. La noche auguraba placeres bajo la falda. Y la cámara espía-capturaba cada momento. La belleza de una culona en falda sin calzón-una vista exquisita. La falda-sin bragas-siempre permanecerá mi elección. Es la auténtica libertad.